El mobiliario era de formas macizas y severas, con una ornamentación a base de arcos y formas polilobuladas, con profusión de pináculos y elementos verticales. En el Reino Unido destacó la obra de Thomas Chippendale, quien dio origen al llamado «estilo Chippendale» (segunda mitad del siglo XVIII), caracterizado por el eclecticismo, con mezcla de elementos góticos, rococó, palladianos y chinescos. El auge de la burguesía tras la Revolución francesa favoreció el resurgimiento de las formas clásicas, más puras y austeras, en contraposición a los excesos ornamentales del Barroco y rococó, identificados con la aristocracia. Su carácter móvil y asimétrico hizo que se adaptasen a todas las formas de arte, por lo que se encuentran en casi todas las obras rococó. En el grabado descolló la obra de Jean-Michel Moreau, quien ilustró las obras de Rousseau de 1774 a 1783, con dibujos tomados del natural que muestran la sociedad de su época con un estilo elegante y veraz. La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos desarrollados por pintores como Quentin Metsys o Bernard van Orley.
En Flandes, Rubens fundó una escuela de burilistas para divulgar más eficazmente su obra, entre los que destacó Lucas Vorsterman I; también Anton van Dyck cultivó el aguafuerte. Posteriormente fue también utilizado asiduamente en la escuela de Fontainebleau, especialmente por Primaticcio. El vidriero de Murano Nicola Mazzolà fue artífice de un tipo de vidrio que imitaba la porcelana china. En porcelana se fabricaron también pequeñas tallas escultóricas con motivos galantes, pastorales o de la Commedia dell’arte. Se desarrolló notablemente el interiorismo, con especial énfasis en el mobiliario, los espejos, las sedas, los tapices y los objetos de porcelana. En España adquirieron notoriedad los tapices de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara (creada en 1720), algunos de ellos diseñados por Goya. Entre 1515 y 1519 se realizó para el papa León X la serie de tapices de Los Hechos de los Apóstoles, según cartones de Rafael. La nueva era industrial había puesto al alcance de la población multitud de objetos que antes eran manufacturados, construidos en serie sin un especial interés en su ornamentación.
Hay una serie de fundas que todos debemos usar en el hogar aunque vivamos solos o en pareja. En Alemania destacó la obra de Durero, especialista en la técnica del buril, aunque también realizó xilografías. Otros centros de producción de relevancia fueron los de Viena, Berlín, Nymphenburg, Chelsea, Capodimonte y, en Madrid, la Real Fábrica del Buen Retiro. En España continuó la producción de cerámica en Talavera, Alcora y Manises, donde se puso de moda un tipo de zócalo de azulejos con escenas de caza o paisajes. En España los estilos fernandino e isabelino coincidieron con los reinados de Fernando VII e Isabel II. En algunos países surgieron variedades estilísticas concretas, como los estilos Luis XIV y Regencia en Francia o los estilos jacobino, Restauración, Guillermo y María y Reina Ana en Inglaterra. Estilísticamente, en Francia se dieron los estilos Luis XV y Luis XVI. Para ello se acudió con asiduidad tanto a referencias bibliográficas como a exponentes museísticos de esos estilos.
En esta época apareció la litografía, nueva modalidad de grabado sobre piedra caliza, inventada por Aloys Senefelder en 1796. Fue usada por pintores como Goya, Gainsborough o Géricault. En España el grabado fue practicado principalmente por José de Ribera, Francisco Ribalta y Francisco Herrera el Viejo. De igual manera, comenzó el estudio histórico de las artes decorativas, como en Relación del descubrimiento y conquista de Nueva España de Bernal Díaz del Castillo (1568), donde relata los trabajos de orfebrería realizados por los aztecas. En España destacó en Andalucía y Cataluña. El vidrio tuvo igualmente un gran auge, con Venecia todavía al frente de la producción, así como Bohemia, donde se consiguió un vidrio transparente e incoloro que sustituyó al cristal de roca usado desde el Renacimiento. Las artes gráficas tuvieron una gran difusión durante el Barroco, continuando el auge que este sector tuvo durante el Renacimiento. Las artes decorativas tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases adineradas. Se desarrollaron notablemente las artes gráficas, especialmente gracias a la invención de la imprenta.
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